lunes, 10 de mayo de 2010

Baile de la gigantona - tradición nicaragüense


La Gigantona es una figura de mujer que mide de dos a tres metros de alto, formada sobre una armazón hueca de madera donde se coloca un hombre para conducirla y hacerla bailar, tiene una amplia cabellera que le cubre los hombros y le llega casi a la cintura, sus ojos, nariz y boca son tradicionalmente iluminados desde el interior de la cabeza por una luz de candil o de vela, sus brazos penden hacia abajo, agitándose luego con gran flexibilidad cuando se ejecuta la danza. Viste de blusa y falda larga amplia y es ataviada con sombreros, diademas, coronas, brazaletes y toda suerte de chereques.

Esta “Señorona” suele ir acompañada por el Enano Cabezón y por un paje. El enano cabezón viste de traje parchado en los codos y rodillas, la cabeza extremadamente grande, es elaborada con varas flexibles (por lo general de jícaro o de bambú) y es forrada con tela y papel.

El atuendo del paje es simple pues no lleva más que un saco (o chaqueta), un cucurucho en la cabeza, una máscara, y en sus manos un bastón adornado que le sirve para ordenar silencio a la banda de tambores para iniciar recitaciones.

A intervalos de tiempo, el paje ordena silencio y recita versos o “bombas” este personaje desempeña un papel muy importante y que del repertorio de sus poesías, de la gracia con que las declame y de su ingenio, depende en gran parte el éxito de todo el conjunto.

Generalmente las recitaciones inician con un verso que hace lo que puede llamarse “la presentación del baile” tras la cual siguen versos o “bombas” de diferentes temas y para finalizar el paje versa “la despedida”.

La banda de tambores está compuesta por “bombos”y “redoblantes”. El son que se ejecuta con los tambores ofrece dos variantes:; una para acompañar el paso de la Gigantona y su paje mientras caminan por las calles y otra para la realización propiamente del baile o danza. La primera es de ritmo pausado y bastante repetidor, algo así como un “terenguen-tenguen...terenguen-tenguen...”, la otra es mucho más movida y con diversidad de matices obtenidos por los redoblantes.

Al romper el son de los tambores, la Gigantona con gran agitación avanza y retrocede al compás del ritmo ejecutado; luego de una media vuelta hacia la derecha y otra hacia la izquierda, extendiendo los brazos en toda dirección, simultáneamente, el Enano Cabezón con su típico brincadito baila el mismo compás, yendo y viniendo a uno y a otro lado de la Gigantona, hasta que el paje ordena silencio a los tambores y declama sus versos mientras la Gigantona permanece quieta, reanudándose el baile al terminar la recitación.

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