Que alegre y fresca la mañanita!
Me agarra el aire por la nariz,
los perros ladran, un chico grita
y una muchacha gorda y bonita
sobre una piedra, muele maíz.
Un mozo trae por un sendero
sus herramientas y su morral;
otro, con caites y sin sombrero,
busca una vaca con su ternero
para ordeñarla junto al corral.
Sonriendo a veces a la muchacha,
que de la piedra pasa al fogon,
un sabanero de buena facha,
casi en cuclillas, afila el hacha
sobre una orilla del mollejon.
Por las colinas la luz se pierde
bajo del cielo claro y sin fin;
ahi el ganado las hojas muerde,
y hay en los tallos del pasto verde
escarabajos de oro y carmin.
Sonando un cuerno curvo y sonoro,
pasa un vaquero, y a plena luz
vienen las vacas y un blanco toro,
con unas manchas color de oro
por la barriga y en el testuz.
Y la patrona, bate que bate,
me regocija con la ilusion
de una gran taza de chocolate,
que ha de pasarme por el gaznate
con las tostadas y el requesón.
Ruben Dario.
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